Hiperactividad infantil

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Es importante tener en cuenta que las conductas motoras son la forma de expresión de los niños. Estos expresan su malestar tanto físico como psíquico a través de su cuerpo, por lo que no hay que confundir a un “niño movido” con un “niño hiperactivo”. Por ello, la hiperactividad infantil no se diagnostica hasta los tres años de edad, como mínimo, ya que hasta esta edad los niños tienen pocas herramientas de expresión verbal, y utilizan su cuerpo para trasmitir muchas cosas.

Generalmente en un 60%-80% afecta a varones. Según en el rango de edad que se de, las consultas se dan:

• Por la familia sobre todo si son preescolares (entre los 3-4 y los 6-7 años), y los padres se quejan: “no para quieto”, “todo lo toca”, “no escucha”.

• Por los profesores, si trata de edad escolar (entre los 6 y los 12 años), en los que refieren que la atención es lo que más se ve dañado: “no se concentra en nada”, “tiene la cabeza en otro sitio”, “está en las nubes”.

La Hiperactividad Infantil, es ante todo un síntoma de otro problema que subyace, ya sea de índole físico (eneuresis, alteraciones de sueño), de índole psicológico (un acontecimiento traumatizante, separaciones, disociación del núcleo familiar) o como reacción a un ambiente muy exigente.

El tratamiento, además de mucha paciencia, se basaría en un programa de modificación de conducta, buscando nuevas formas de descargar la tensión que el niño acumula, mejorando los déficits de atención, e incluiría sesiones con los padres, ya que en muchas ocasiones el núcleo familiar fomenta el comportamiento hiperactivo por medio de castigos o ambientes familiares muy exigentes.

 

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